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La noche del 24 de marzo de 1980, el Arzobispo Romero fue herido de muerte en el corazón por asesinos, que obedecían órdenes que venían directamente de la oligarquía reaccionaria que domina el país. Romero fue asesinado porque era la voz que representaba las necesidades de los oprimidos. Hasta el día de hoy no se ha hecho justicia y las masas están todavía esperando.
Hace 30 años, el 24 de marzo de 1980, mientras celebraba misa en la capilla del hospitalito, Monseñor Oscar Arnulfo Romero fue asesinado a balazos. Su nombramiento en 1977 como Arzobispo, había sido celebrado por la oligarquía, era su hombre, pero los años de su arzobispado estuvieron marcados por una profunda convulsión social y una represión de lo más brutal contra los campesinos y obreros que eran masacrados simplemente por organizarse y defender sus derechos.
Cada año se cierran mas y mas las puertas de la Universidad de El Salvador para los hijos de los trabajadores, los datos no nos dejaran mentir, de los 23,000 aspirantes que el año pasado compraron la carpeta que les “otorgaba el derecho” a realizar el examen de admisión de la UES solamente 9,500 lograron entrar.
Este 15 de marzo se cumplió un año del gran triunfo del pueblo salvadoreño que derrocó al partido ARENA, representante fiel de la burguesía, en las elecciones presidenciales. Hace un año las masas empobrecidas desafiaron a la burguesía que presionó por todos los medios para que la gente no votara por el FMLN y su candidato Mauricio Funes, derrotaron un fraude electoral escandaloso en unas elecciones llenas de irregularidades donde la derecha movilizó a miles y miles de centroamericanos no salvadoreños para que votaran a favor de ARENA.
Han pasado 30 años del proceso revolucionario más importante de la historia de El Salvador, donde la clase obrera en alianza con el resto de oprimidos y explotados podrían haber tomado el poder, transformando la sociedad, y haber evitado toda una década de sangrienta guerra civil que dejaría un saldo de 75 mil muertes. El presente artículo de Alan Woods fue escrito hace 28 años y a miles de kilómetros de los acontecimientos pero sorprende por su gran claridad, corrección y vigencia.
El día 5 Y 6 de diciembre, en el local de la antigua UNTS, que fuera la principal organización sindical durante el periodo de la guerra en El Salvador, se realizó el 4º congreso nacional del Bloque Popular Juvenil.
Debemos enfrentarles con la movilización en las calles
Para cualquier trabajador está más que claro que ARENA dejó el país es una situación sumamente lamentable llena de grandes y profundos problemas que no tienen una sencilla solución, no siempre se es lo suficientemente consiente de la magnitud del problema. El país está en ruinas, esto no es un adjetivo exagerado sino la más clara realidad.
El pasado primero de junio quedó marcado en la conciencia de cientos de miles de trabajadores salvadoreños como la “confirmación oficial” de una victoria que fue producto directo de su participación activa en las votaciones y en su lucha contra el fraude electoral. Desde tempranas horas en los televisores de hogares, comedores, hospitales, etc. así como en los radios de los autobuses, vehículos particulares y microbuses sólo se podía ver y escuchar solamente una cosa: el discurso que el presidente electo Mauricio Funes pronunciaba desde el Centro Internacional de Ferias y Convenciones (CIFCO). La asistencia a éste fue muy concurrida y generó mucha expectativa.